La historia de los vinos Orange se remonta a la antigüedad, y se cree que fue en Grecia y Roma donde se empezó a elaborar vino de esa forma. En la Edad Media, los vinos orange se elaboraban principalmente en el centro y sur de Europa y se consideraban vinos de alta calidad. Sin embargo, con el tiempo esta forma de producción cayó en desuso y los vinos de naranja empezaron a considerarse vinos de menor calidad.

En el siglo XX, los vinos orange empezaron a recuperar popularidad, principalmente en Italia y en Georgia. En la región de Liguria empezaron a hacer estos vinos con la variedad Vermentino, y en la región de Friul-Venecia Júlia empezaron a hacer vinos orange con la variedad de uva Ribolla Gialla.

En los últimos años, estos vinos han ganado popularidad en todo el mundo y ahora se elaboran en diversas regiones de Italia, Francia, España, Portugal, Austria, Alemania, entre otros.

Actualmente, se consideran vinos de alta calidad, con un perfil organoléptico complejo y una gran versatilidad en el maridaje. Sin embargo, siguen siendo vinos producidos en cantidades más pequeñas que los vinos blancos tradicionales y por lo general tienen un precio más elevado.

Los vinos orange son un tipo de vino blanco elaborado de forma diferente a los vinos blancos tradicionales. En lugar de separar las pieles de la uva del mosto (zumo de uva) antes de la fermentación, en la elaboración de este tipo de vinos las pieles se mantienen en contacto con el mosto durante un período de tiempo más largo. Esto da al vino su característico color anaranjado o ámbar, y también aporta una serie de sabores y aromas distintos.

La fermentación con las pieles da como resultado un vino con un perfil organoléptico más complejo, con notas de frutos secos, cítricos, hierbas, especias, miel, frutos secos, entre otros. El tiempo de contacto con la piel puede variar entre vinos, algunos pueden tardar hasta varios meses.

Los vinos orange son generalmente secos o semisecos, ya que el proceso de fermentación de la piel consume el azúcar de la uva. También pueden tener mayor acidez y estructura que los vinos blancos tradicionales.

Los vinos naranjas son muy versátiles en cuanto a maridaje, ya que pueden acompañar platos salados y dulces, con una acidez que ayuda a equilibrar los platos con grasas o salsas. También son ideales para acompañar platos picantes, quesos curados o carnes.

Estos vinos son especialmente populares en Georgia, Italia, Eslovenia, Croacia, entre otros países, y están ganando popularidad en todo el mundo.

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